Compartimos con nuestros lectores este cuento que nos ha enviado un amigo: Cuenta la historia que una anciana china llevaba dos grandes baldes suspendidos en la extremidad de una vara que apoyaba, cruzada, sobre su espalda. Todos los días, encorvada, hacía fatigosos viajes para traer agua desde el arroyo. Uno de los baldes tenía una rajadura, el otro era perfecto. Este último siempre llegaba lleno al fin de la larga caminata desde el torrente, mientras que el otro llegaba casi vacío. Y así la anciana llegaba a su hogar con poco más que un balde de agua. El balde perfecto estaba orgulloso y feliz de su desempeño, mientras que el balde rajado tenía vergüenza de su defecto. Después de muchos años, el remordimiento del balde imperfecto fue tan grande que logró el portento de hablarle a la anciana: - Venerable anciana, tengo vergüenza de mi mismo, debido a mi imperfección llegas con la mitad de agua a tu casa y debes trabajar casi el doble por mi culpa. Y...
Este espacio está pensado para compartir los sentires de nuestro crecimiento y desarrollo personal. Está dedicado a todos aquellos que buscan, a los que ya encontraron, a los que están en el principio y en el fin... Solo sé que no se nada y que al mismo tiempo se todo y solo me dedico a vivir y a transitar mi propia huella de la mano del Dios y bajo el cobijo del Manto de la Mamá María. ¡Bendiciones y amor a tu corazón!